sábado, 11 de diciembre de 2010

A pie de Gaza


Acabo de terminar la novela gráfica: “Notas al pie de Gaza” de Joe Sacco. Me ha parecido harto interesante y bastante amena, por el cómo y el qué cuenta: el ataque del ejército israelí en 1956 a los palestinos de Rafah y Khan Younis, que mataron a cientos de civiles desarmados, con la excusa de que había terroristas o milicianos entre los vecinos.

Es la primera vez que leo un cómic sobre un hecho real y tan duro, y me ha parecido una estupenda forma de narrarlo. Y el autor es sincero en todo momento, cosa de muy de agradecer en los tiempo de comunicación manipulada, por ejemplo al afirmar que no todos los testimonios que recoge (testigos, familiares, etc.) son fiables, por el paso del tiempo o por una distorsión involuntaria de la realidad; además de estar sobradamente documentado en fuentes propias de Israel o de de la ONU.

A ratos se me hizo difícil de leer, ya que hay pasajes de una gran dureza, y una de las conclusiones que saco al analizar su contenido, es la brutalidad del hombre, y lo estúpidos que somos: no entiendo cómo es posible que Israel, después de lo sufrido en la Segunda Guerra Mundial, fue capaz una década después de cometer tales actos violentos, como sus dirigentes apisonaron a un pueblo mucho más débil que ellos; me resulta incomprensible un olvido tan temprano, porque creo que la sociedad mejora cuando no se hace al prójimo lo que no quieres que te hagan a ti, por ello lo del ejército israelí es inhumano.

Y por otra parte que vigente están los hechos hoy en día, cómo gobiernos considerados civilizados y democráticos, actúan de la misma forma, matando a civiles con la escusa de que todos son terroristas, como los ataque de Israel a los Palestinos, o la pasada invasión de EEUU. en Iraq... Y no digo que los palestinos o los iraquíes sean totalmente inocentes o unos santos, pero en lo que estoy en contra es en el aplastamiento de pueblos muy inferiores... En los países democráticos debería imperar la diplomacia, sea con quien sea.



Cuando todo va mal, no debe ser tan malo probar lo peor.

F. H. Bradley


martes, 16 de noviembre de 2010

Peckinpah


Acabo de ver “La cruz de hierro” dirigida en 1977 por Sam Peckinpah. Trata las anécdotas de una serie de soldados nazis en la segunda guerra mundial. Pero aunque sea una película bélica, la acción en el frente de batalla o los grandes ataques con explosiones y balas rozándote la cabeza, están en segundo plano. Lo importante son los personajes, sus vidas y aspiraciones, sus deseos o miedos...

Aunque hay escenas que no están bien construidas (fíjese en las mujeres rusas, que empiezan un ataque, pero inexplicablemente no lo culminan), el conjunto de la película me parece brillante, ya que hablar tan claramente de los sentimientos humanos, de dejar atrás la tontería de los héroes que tanto nos ha acostumbrado Hollywood, que lo único en lo que piensa un soldado-hombre, es en volver a su casa con sus seres queridos. La guerra está bien para verla desde casa, o dirigirla desde un despacho, pero en las trincheras no se piensa en heroicidades... Cuenta la absurda ambición por encima de cualquier cosa, incluido matar a tu compañero, de conseguir estúpidas medallas, que con el tiempo criarán polvo en un cajón, pero que casi siempre en las guerras donde se consiguen estas, han muerto seres humanos, de un bando o de otro, para conseguirlas.


lunes, 13 de septiembre de 2010

Encuentros en el fin del mundo. 2007 Werner Herzog


Cuando me informé algo sobre “Encuentros en el fin del mundo”, un documental rodado en la Antártida, me imaginaba ver pingüinos, focas, hielo y más hielo, pero no a gente extraordinaria.

No es una obra maestra, pero si es una película que no te deja indiferente, cuando terminé de verla no tuve la sensación de haber perdido el tiempo. Básicamente porque en pequeños momentos (pero de gran valor, ahí está el corazón de esta película, el cual falta a muchas aunque lleven un guión escrito y meditado durante años) nos habla del ser humano, de su relación con la vida. De pasados llenos de momentos inolvidables, para bien o para mal, pero imborrables a fuego vivo, de esos que cuando se cuentan los oyentes no pueden nada más que quedarse con la boca abierta. Gente singular y única que con sólo una persona te da para un par de películas.

La que más me sorprendió fue esa mujer que atravesó África en un camión de basura, la persiguieron una manada de elefantes, se quedó atrapada en el desierto casi sin agua... O esos vulcanólogos que bajaron por el cráter del volcán Erebus.



martes, 3 de agosto de 2010

Waterloo


Acabo de leer “Waterloo” del historiador Peter Hofschroer. Cuando lo compré creí que trataría más de la carrera militar de Napoleón, centrándose en su última batalla. Pero no fue así... cosas de comprarse un libro sin haberse informado.

El autor es un inglés que parece estar harto de que en su país sigan dando como máximo vencedor de la caída del dictador a sus propios compatriotas. Con este libro demuestra que los aliados prusianos tuvieron más que ver con dicha victoria que el propio ejército inglés o sus dirigentes.


Para nada me ha gustado el libro, ya que es demasiado técnico y detallista con todos los sucesos.

Digo detallista porque me aburre demasiado que me cuenten con todo detalle como iban vestidos cada uno de los soldados del ejercito aliado (ya que casi todo lo que tiene que ver con los franceses lo da bastante de lado), y cuando hay cientos de pequeñas unidades de dicho ejército, y hay páginas y páginas de las botas, cinturones, chaquetas, etc... pues me aburro.

Y digo técnico, y en este aspecto creo que su lectura debería ser obligada en cualquier academia militar, porque cuenta todos los movimientos de casi todos los soldados aliados, y repito, cuando hay cientos de pequeños grupos en una batalla, y te describen que si esa compañía de once soldados hizo esto o aquella otra, con veinte soldados hizo eso otro, y así hasta completar los cientos de miles de soldados que hay en el campo de batalla, pues me parece un poco exagerado, que de todo esto se explica sus más de ochocientas páginas.


Me hubiera gustado algo más general, y sobre todo que hubiera hablado más de los franceses y su dirigente, ya que los datos sobre estos en el libro escasean.

sábado, 10 de julio de 2010

Arte



Que asco de verano, que asco de calor.

Me gusta el cine antiguo, ese del Hollywood de los 40. Con esos actores que hicieron soñar a tanta gente, ese duro baquero Wayne mirando con indiferencia a todos los cobardes del saloon, Stewart demostrando a los cuatro vientos que la vida merece la pena, la dulce y melancólica voz de tu vecina Audry... Con esos inmensos decorados, sabiendo que la calle por la que pasea Charlot no existe, pero parece tan real... La música, esas notas que te metían de lleno en esos mundos imposibles, cómo fluía Mancini en las salas oscuras... O ese doctor, creado magistralmente por Wilder-Diamond, que tiene a su vecino por un juerguista...

Y ahora qué tenemos... esto parece una granja llevada por lobos, que les dicen a cuatro ovejas como guiar a todo el rebaño. Dónde están los secundarios inolvidables, esos diálogos que te pegan una bofetada nada más escucharlos, esa tranquilidad por conducir la historia a su debido ritmo...

No digo que hoy en día no se hagan buenas películas, o haya buenos maestros, fíjense en los Coen, pero sí creo que el listón está más bajo. Claro que se siguen haciendo obras maestras, pero comparando el número de películas que se hacían antiguamente en todo el mundo con las de hoy en día, debería haber una mayor calidad.

Con pocas películas contemporáneas disfruto como con las de antaño, pero no pierdo la esperanza, sí existe gente como Lasseter que me hace desear el próximo estreno con sello Pixar, o el tan denostado en nuestro país y querido más haya de nuestras fronteras Almodóvar, aunque no me parezcan todas sus películas obras maestras, si tienen ese toque de maestro.

Y lo mejor de todo y para todos es que tenemos una gran selección de grandes películas en esos poco más del siglo que tiene este gran arte.



jueves, 10 de junio de 2010

Cultura


Esta semana me ha alegrado un descubrimiento que hice por casualidad: el Proyecto Gutenberg. Se encargan de divulgar la cultura a todo aquel que tenga un ordenador y conexión a internet.


Y copio de la Wikipedia: el Proyecto Gutenberg fue desarrollado por Michael Hart en 1971 con el fin de crear una biblioteca de libros electrónicos gratuitos a partir de libros que ya existen físicamente. Estos libros electrónicos se encuentran disponibles desde entonces en Internet.

Los textos que se proporcionan son principalmente de dominio público, bien porque nunca tuvieron derechos de autor, bien porque si los tuvieron ya han expirado. También hay algunos textos bajo derechos de autor que el Proyecto Gutenberg ha hecho disponibles con el permiso de sus escritores. Al proyecto se le puso el nombre del impresor alemán del siglo XV Johannes Gutenberg, quien inventó laimprenta de tipos móviles. En noviembre de 2009 el Proyecto Gutenberg tenía casi 30.000 libros en su colección, de ellos 267 en español. En portugués había 364, en inglés 25496, y en francés 1496.

Ya no hace falta que una ONG cargue cuatro camiones llenos de libros y recorran miles de kilómetros hasta llegar a un pueblecito de Cuba. Señores, ahora sólo hace falta un portátil, bajarse dichos libros, y generaciones de niños podrían leer en dicho portátil (a modo de biblioteca pública) todos los títulos.

miércoles, 19 de mayo de 2010

Poe


Acabo de terminar de leer “Manuscrito hallado en una botella” de Edgar Allan Poe. Es un relato bastante corto y como casi todo que he leído de este escritor atormentado, en general no me ha gustado, sin embargo si hay cosas interesantes a destacar, como esa tripulación envejecida en su nave fantasmagórica, cosa que me recordó a la pésima “Piratas del Caribe”.
Pero aunque como ya he dicho, no me entusiasma la escritura de Poe, tiene cosas geniales que posteriormente han sido copiadas o reinventadas, y sólo por el mero hecho de leer esos grandes momentos, merece la pena dedicarle unas horas de nuestra vida.

Edgar Allan Poe (1809-1849). Sus padres murieron cuando él era un niño y fue educado por un acaudalado hombre de negocios. Estudió en centros privados y asistió a la Universidad de Virginia, pero su afición al juego y a la bebida le acarreó la expulsión.
Su primer libro, Tamerlán y otros poemas, se publica en 1827.
Se alistó en el ejército, en el que permaneció dos años.
En 1829 apareció su segundo libro de poemas, Al Aaraf.
Obtuvo, por influencia de su padre adoptivo, un cargo en la Academia Militar de West Point, de la que a los pocos meses fue expulsado por negligencia en el cumplimiento del deber.
En 1832, y después de la publicación de su tercer libro, Poemas (1831), contrajo matrimonio con su prima Virginia Clem, que contaba sólo catorce años de edad. Trabajó como redactor en el periódico Southern Baltimore Messenger, y más tarde en varias revistas de Filadelfia y Nueva York
La larga enfermedad de su esposa convirtió su matrimonio en una experiencia amarga; cuando ella murió, en 1847, se agravó su tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas.
Es justamente célebre su extenso poema El cuervo (1845), donde su dominio del ritmo y la sonoridad del verso llegan a su máxima expresión. y Las campanas (1849), evoca constantemente sonidos metálicos, Ulalume (1831) y Annabel Lee (1849) manifiestan idéntico virtuosismo.
Cuentos de lo grotesco y de lo arabesco (1840), se desarrolla en un ambiente gótico y siniestro, plagado de intervenciones sobrenaturales, y en muchos casos preludian la literatura moderna de terror.
Su cuento Los crímenes de la calle Morgue se ha considerado, con toda razón, como el fundador del género de la novela de misterio y detectivesca.


La causa exacta de su muerte nunca fue aclarada.


sábado, 20 de febrero de 2010

El señor de los anillos

Estoy volviendo a leer “El hobbit” por puro entretenimiento. La primera vez que lo leí me gustó, pasé a “El señor de los anillos”, y me costó bastante terminarlo. Me aburría cada vez que había una descripción de algo o alguien que duraba dos, tres o más páginas. Y con las películas me sucedió lo mismo: “La comunidad del anillo” la fui a ver al cine, pero a la media hora de empezar me dormí.
Pero meses más tarde de estrenarse “Las dos torres”, un amigo me mostró los extras de la primera parte, me enganchó el entusiasmo de Peter Jackson y el resto del equipo, las historias que contaban de la escritura del guión, o la producción de la película.
Desde ese día he visto unas cuantas veces las tres películas en versión extendida.
Como siempre, en general me siguen pareciendo aburridas, con escenas eternas o que se alejan demasiado de la historia principal, pero tienen las tres algo de humanidad imperecedera, amistad sobre todas las cosas, el amor incondicional hacia otra persona, relaciones muy reales de padres he hijos, etc., en definitiva, grandes temas que siempre han tenido mucha importancia para el ser humano.
Y por ello creo que las volví a ver, al principio no sabía el por qué, pero con sucesivos visionados vi que hablaban de los problemas que a todos nos pueden sobrecoger en diferentes momentos de nuestras vidas.
Uno de los diálogos que más me gustan es cuando Gandalf dice algo así: no hemos elegido el tiempo que nos toca vivir, pero sí podemos elegir qué hacer con el que se nos ha dado...
Parece filosófico y creo que encierra una verdad absoluta: el poder que tiene cada individuo por luchar por aquello en lo que cree, básicamente en eso consiste la vida ¿no?, en luchar por aquello que amamos en las pocas décadas que tenemos de existencia.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Casablanca


Este fin de semana he visto Casablanca, no se si por segunda, tercera o octava vez, y es que no me canso de verla.
Aunque estoy acostumbrado al ritmo frenético de las películas de las últimas décadas, la sucesión de planos, el ritmo de las secuencias es el adecuado. Algunos diálogos son geniales, Bogart como siempre, es Bogart,….
Y me asombra la temática, claramente atacando a los nazis, para el año (1942) de estreno. Pero el personaje que interpreta Claude Rains, “representando” a Francia, esa ambigüedad que manifiesta, siempre va en la dirección que sople el viento, aprovechándose de su privilegiada situación, es asombrosa.

Es un clásico, y para mi la definición de clásico está totalmente clara, son aquellas películas, que no les afecta el paso de los años.

miércoles, 27 de enero de 2010

De libros


Le voy a recomendar un libro.
¿Algo de literatura fantástica?, casi no he leído sobre el tema.
¡Suspense o terror!.... eh… no, tampoco.
Es un libro que le puede ayudar mucho, pero sobre lo que habla es algo tabú.
He oído frases como: “voy al traumatólogo por la…, tengo que estar a las diez para la quimio…, el ginecólogo me dijo…”
Pero casi nunca en mi vida nadie me ha dicho: “voy al psicólogo…, tengo hora con el psiquiatra”.
Y creo que en la sociedad en la que vivo, la gente tiene más problemas psicológicos que físicos. Pero cuando nos rompemos un brazo o nos detectan un cáncer, la gente (lo que es natural) se apiada de nosotros, sienten lástima y se preocupan; pero si hablamos por ejemplo de depresión, las personas que tenemos a nuestro alrededor pegan un pequeño saltito, alejándose como si tuviéramos la peste.
Y anteriormente cuando he escrito: “casi nunca en mi vida nadie me ha dicho”, el casi es porque la gente sí lo reconoce cuando lleva meses o años en tratamiento.

Para finalizar, este libro le puede ayudar en momentos de apuros, y contiene valiosos consejos que se deberían tener en cuenta casi a diario.

El título es: “Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida” de Dale Carnegie.

Por lo menos, estoy seguro que no se arrepentirá de leerlo.

domingo, 24 de enero de 2010

No matarás... al vecino


Hoy he visto la pelicula: “No matarás… al vecino”. Es del 89, dirigida por Joe Dante e interpretada por Tom Hanks.
No es una película que pasará a la historia como una de las grandes, pero yo me lo paso como un niño cada vez que la veo. Y es por la forma que tiene Dante de jugar en su realización, en como utiliza referencias de otras películas de terror, del oeste, etc., para parodiar las situaciones de los personajes.
Y me encanta ese tufillo a película de los 80: en la tele echan dibujos, comen cereales, el padre quiere ver el deporte tomando cervezas. Como la vida misma, digo yo.

lunes, 18 de enero de 2010

Cinema


Ayer vi una película de Robert Mitchum, no recuerdo el título, pero no importa.
Es una película de los 50, fácil de olvidar. Cada vez soporto peor lo que vi en pantalla, la chica tiene un trabajo de baja categoría o es ama de casa, aunque sea una mujer fuerte, caerá irremediablemente en brazos de su amado. Si sale algún sirviente es negro, y se le suele tratar muy bien. El bueno nunca temerá enfrentarse a sus peligros, eso se lo dejan a algún secundario que seguro que muere en alguna acción o torpe o heroica. Y no mencionar las de guerra, con esos superiores que darán su vida por sus soldados, que son los primeros en pegar tiros, esos hospitales con sus guapas enfermeras y verdes jardines, y lo torpe que son los “amarillos”…
No digo que las películas de ahora sean mejores, pero me gustaría saber que pensaba el público de a pie hace 60 años sobre estas historias.
La censura actuaba duramente, los “negros” eran los que fregaban, pero un poco de crítica no hubiera estado mal. Hay que remitirse a los grandes autores de la época para no llevarse las manos a la cabeza.
Aunque supongo que la industria es la industria. Se que no todas las salchichas saben igual, pero al fin y al cabo, siguen siendo salchichas.